Neox Fan Awards: Los premios Poochie

Que nadie se espere a Phoenix o a Tegan and Sara. Esto es lo que hay.
Que nadie se espere a Phoenix o Justin Timberlake. Esto es lo que hay.

Las entregas de premios «para fans y votados por los fans» siempre suelen ser siempre un reguero de chistes malos, decisiones incomprensibles y frases vacías en las dedicatorias. Y los Neox Fan Awards no han sido una excepción. En la que fue su segunda edición quisieron redimirse del lamentable debut del año anterior, y se notó: más promoción en los canales de Atresmedia, un gasto mayor en alquilar la sede (Palacio de Congresos de Madrid, frente al zulo que era el Teatro La Latina) y esfuerzo por agradar no solo a la gente que estaba allí, sino también a la que se quedó en casa. Algo es algo.

Y a pesar de todo, la sensación continuó siendo negativa. Aunque en el apartado técnico se apreciaron cosas interesantes, daba siempre la impresión de que el espectador estaba ante una gala de cartón piedra. Empezando por el escenario, muchas veces demasiado vacío, y terminando por un guion con expresiones caducadas, que daba por hecho cosas que en verdad no son así (para empezar, los jóvenes sí ven televisión y no todos tienen tablet o Twitter) y que vendió como «gamberro» un señor disfrazado de gorila, cámaras «ocultas» (nótese el entrecomillado) o mancharse de gelatina para tomar el nombre de un ganador. Tan transgresor como mezclar gusanitos con Coca Cola.

Ese emplazamiento publicitario SUTIL
Ese emplazamiento publicitario SUTIL

Pero por encima de todo, el mayor fallo de estos «Fan Awards» es que Neox nunca se molestó en disimular lo que son en realidad: un ejercicio de autocomplacencia. Algo normal, por otra parte, cuando una televisión privada organiza algo así: a la competencia, ni mentarla. Sin embargo, hay que hacer un ejercicio de imaginación acojonante para pensar que un chaval de 18 años elegirá «El secreto de Puente Viejo», una telenovela para un target de mucha más edad, como nominada a mejor serie por encima de «Modern Family».

Para ser unos premios de chichinabo, resultó llamativo el exagerado número de categorías a premiar, cada cual más absurda y para mayor gloria de los invitados y Antena 3. Iban desde las que estrictamente eran de autobombo, como «Mejor serie Neox Kidz» o «Mejor personaje Neox», hasta las absurdas «Mejor beso» y «El más crack». Pero todo reducido no ya al panorama nacional, sino a aquella gente que ha colaborado o tiene algo que ver con el grupo Atresmedia. Ni siquiera se molestaron en meter un número suficiente de artistas o ficciones internacionales de relleno para hacerlo un poco más creíble.

De hecho, la ausencia de extranjeros relevantes fue otro punto flaco, y muy llamativo en cualquier entrega de premios juvenil. Está claro que Antena 3 no se va a gastar mucha pasta en llevar a un señor de EE. UU. a un acto publicitario de dos horas para que las niñas chillen cuando vean a Mario Casas, pero que las actuaciones más destacadas fueran las de gente como Auryn (ya nadie se acuerda de su etapa eurovisiva) o Abraham Mateo (con un playback absolutamente lamentable) es algo que clama al cielo.

Cada cadena de televisión es libre de usar su dinero para lo que quiera, y una votación para interactuar con tu público objetivo (15 a 24 años) es una buena idea. Si se hace bien, claro. Pero en el caso de Neox, tendrían que mejorar antes cosas por las que mucha gente ni los contempla como opción: la excesiva repetición de series, la falta de producción propia y la pauta única por la que se van a publicidad al mismo tiempo que LaSexta… y llegan a encadenar cortes de hasta 20 minutos por las tardes. Justo la que podría ser su mejor franja. Montar una gala solo para presumir de guay es casi un insulto, pero la pena es que aún habrá gente que se trague eso de «los premios más gamberros«.